Nos tocó esta vez acompañar a unas comunidades campesinas que viven en los márgenes del río Guayabero, un espectacular río que desemboca en el Orinoco (Venezuela).
Estas comunidades viven bajo amenazas y hostigamientos constantes del ejército y son víctimas de abusos a los derechos humanos con frecuencia. Nos pidieron acompañamiento porque querían llegar a las marchas del Primero de Mayo en Villavicencio (Meta).
Así, viajamos hasta San José del Guaviare, capital de la región del Guaviare y puerta de entrada a la zona de la Amazonía colombiana. Viajamos nuevamente en autocar y tuve la suerte de no ver ninguna película, ya que dormí todo el viaje. En San José nos recibieron muy "cordialmente" un par de policías que nos tomaron los datos y resaltaron su "preocupación" por ver a dos internacionales en un sitio tan peligroso como aquél. La verdad es que el policía parecía bastante novatillo y sin más historia, nos dejaron en paz y cogimos una lancha a motor para navegar por el río durante unas 3 horas y llegar hasta las comunidades.
Llegamos hasta una vereda perdida en medio del margen río, donde nos recibieron muy amablemente los representantes de Derechos Humanos de aquella región y nos acomodaron en una especie de hostal campesino muy acogedor.
Al día siguiente pusimos rumbo de nuevo a San José del Guaviare donde nos esperarían unos autocares para poder viajar hasta Villavicencio. Dos grandes barcas nos vinieron a buscar, para transportar a los cerca de 200 campesinos que integraban el grupo de acompañados.
Por el río no encontramos mucha presencia militar, pero al llegar al puerto donde nos tuvimos que bajar para coger los autobuses, un retén militar nos complicó un poco las cosas.
De la nada surgieron policías de inteligencia que nos pidieron realizar una inspección de antecedentes al grupo de campesinos. Estuvimos casi 3 horas para que todos los campesinos pusieran su dedo en una máquina y ver sus antecedentes. Además nos peleamos con otros agentes que empezaron a hacer fotos a los campesinos mientras realizaban la inspección, la verdad es que todo fue muy caótico, pero finalmente nos dejaron seguir y coger los autobuses.
Llegamos a Villavicencio que era ya tarde y nos acomodamos nuevamente en el colegio Ben Posta, al cual ya había ido el mes pasado durante el Encuentro Regional de Campesinos. Allí estaban presentes campesinos de otras regiones y de hecho fueron llegando campesinos durante toda la noche. Para dormir nos prestaron muy amablemente una tienda de campaña y dormimos como pudimos, ya que el colegio estuvo realmente saturado de gente.
Los campesinos son gente muy madrugadora y ya desde las 4 de la mañana estaban armando jaleo algunos y otros preparándose para salir a la marcha y la verdad es que yo no estoy muy acostumbrado a madrugar de esta manera y tengo que reconocer que maldije (de buen rollo) a alguno que otro.
Y llegó el 1 de Mayo, todo estaba listo, la marcha campesina salió del colegio hacia las 7 de la mañana, con unos 2000 participantes, y fue recorriendo la carretera principal hasta llegar al centro de Villavicencio y unirse a los demás manifestantes de organizaciones de trabajadores y estudiantes.
Una vez unida la marcha se pudieron contabilizar entre 3000 y 4000 personas caminando por las calles de la ciudad, bajo el lema “PRIMERO DE MAYO UNITARIO, CAMPESINO, OBRERO Y POPULAR”. La marcha se fue sucediendo sin incidentes destacables, a pesar de algún que otro fotógrafo sospechoso y alguna que otra explosión de bombas (petardos), características en estas marchas, pero sin mayores consecuencias.
Por otro lado, lo que caracterizó a esta marcha fue que se realizó bajo un calor abrasador y por su larga extensión. ¡Madre mía que calor que pasé y que dolor de piernas que cogí! Ya que si bien empezó a las 7 de la mañana, no acabó hasta pasado el mediodía, después de varios kilómetros caminados y fueron evidentes los síntomas de cansancio y sofoco entre los manifestantes y ya hacia el final poca gente cantaba, ya que supongo que la gente sufría por su salud a lo mínimo.
La marcha acabó en el Parque Principal, al lado del edificio de Gobernación del Meta, y cerca de la Alcaldía de Villavicencio, con la lectura de varios manifiestos de las organizaciones convocantes, con la intención de transmitir un mensaje de unidad y lucha, y apostando por un próximo Paro nacional, por la soberanía y la justicia social. A destacar una niña que leyó el discurso final de Chaplin en la película "The Great Dictator", realmente muy emotivo.
Hacia ya entrada la tarde volvimos al colegio a descansar. Mi compañero de acompañamiento, Nick, tuvo que ser substituido, porque se puso enfermo, y vino Andreu.
Dormimos muy poco porque la intención era salir dirección a San José del Guaviare a las 4 de la mañana. A las 2 de la mañana ya había campesinos despiertos (como es tradición) y recogiendo cosas, con lo que fue difícil dormir más allá de las 3 (nos habíamos ido a dormir a las 23 horas), y con un sueño brutal recogimos las cosas y esperamos para salir.
Y como esto es Locombia, y aquí nada es lo que parece ni nada ocurre como en principio debería ocurrir, el autobús no salió hasta las 7 de la mañana. Eso sí en este viaje de autobús no me enteré de nada, de las 5 horas que duró, todas me las pasé durmiendo como un tronco.
Llegamos a San José y volvimos al puesto de control militar donde nos retuvieron la otra vez, pero esta vez, mágicamente, apenas había militares y nadie nos dijo nada, así que pudimos viajar sin problemas.
El viaje en barca fue largo alrededor de 4 horas, hasta llegar nuevamente a la vereda de la otra vez, ya que esta vez teníamos que remontar el río. Llegamos a la vereda que estaba ya anocheciendo, alrededor de las 6 de la tarde, y nos despedimos de los campesinos. Fue bastante emotivo ya que con algunos campesinos tuve muy buena sintonía y me sentí muy agusto con ellos.
Nos fuimos a dormir nuevamenta al hostal, después de una cena rápida de arroz, carne y plátano frito.
Nos despertamos temprano al día siguiente alrededor de las 5 de la mañana, para coger un 4x4, que nos llevaría en un par de horas a San José. Durante el camino fuimos recogiendo gente de otras veredas, que tenían que ir a trabajar o niños y niñas que íban al colegio. Cuando quedaba poco para llegar, una de las ruedas dijo hasta aquí hemos llegado y estuvimos 2 horas esperando a que viniera un mecánico a arreglarla, no obstante el paisaje era realmente bonito, muy selvático y aprovechamos para hacer alguna foto y disfrutar de las vistas.
Llegamos alrededor de las 10 de la mañana a San José y cogimos un bus directo a Bogotá poniendo fin a este acompañamiento tan movido y tan enriquecedor a la vez.
Algunas fotos:
Madre mía Davigi! Qué bien escribes! Qué cansancio! Qué calor! Pero qué experiencia!
ResponderEliminarSe me han puesto los pelos de punta, os he imaginando en la marcha con toda la gente gritando, reivindicando sus derechos, cantando... Por cierto, gracias por la aclaració "explosión de bombas (petardos)", jejeje.
Un abrazo fuerte desde Suecia!